Primero.
Cuando tengas algo que tejer, teje; cuando no, también. Teje siempre.
Segundo.
No intentes inventar un punto o modelo nuevo de abrigo para esta temporada, llegara la próxima temporada y seguirás destejiendo y volviendo a tejer. Hazlo para la próxima temporada, en la cual sin duda se vera hermoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.
Tercero.
En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "Nunca te quedara como a la modelo de la revista".
Cuarto.
Si en la revista dice que necesitas un kilo de lana, compra un kilo y medio. Nunca obedezcas ciegamente a las instrucciones, así podrás terminar tu prenda y te sobrara apenas un poco para un gorrito rayado.
Quinto.
Aunque no lo parezca, tejer es un arte; tejer es ser un artista, como el futbolista o la bailarina de caño, para esta disciplina ejercítate de día y de noche.
Sexto.
Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la depresión, o la espera en el dentista. Nada cambiara esas circunstancias pero por lo menos tendrás una prenda.
Séptimo.
No alardees del éxito y procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigas no sufran.
Octavo.
Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los niños y las ancianas. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.
Noveno.
Cuando tengas dudas, teje y si la duda persiste, desteje. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a una tejedora.
Décimo.
Trata de tejer las cosas de manera que el que las use se vea delgado, elegante y a la moda. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea.
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